Preparando
una clase sobre emprendedores y plan de negocio rebusqué en alguna historia de
deportistas de esas que luego tan
bien funcionan y reparé en dos historias que merecen la pena: dos historias
sobre el equilibrio entre talento y esfuerzo de dos deportistas a los que he
admirado: el tenista Mats Wilander y el futbolista Carles Puyol.
Carles
Puyol, uno de los jugadores más emblemáticos del fútbol europeo de los últimos
años y capitán del mejor Barça de la historia, era un jugador más de la cantera
del equipo blaugrana que no destacaba especialmente por sus condiciones
técnicas, por su habilidad con el balón ni por su elegancia en el juego,
rodeado como estaba de los mejores jóvenes de su generación reclutados por todo
el país.
Pero
ya entonces su entrenador en categoría juvenil vaticinó que Carles sería de los que seguro llegaría
al primer equipo. Y no lo haría por sus condiciones técnicas sino por la
confianza en sí mismo, por sus ganas de llegar y de triunfar. En definitiva por
no rendirse, por “insistir” … por su dedicación y esfuerzo cuando los demás
levantaban el pie del acelerador. Después de una carrera de más de 15 años en
el primer nivel tanto en su club como en la selección parece que aquel
entrenador no se equivocó.
Mats
Wilander, uno de los grandes tenistas suecos de la historia y uno de los
grandes nombres del tenis del último cuarto de siglo pasado, es un deportista
que vivió en carne propia la otra cara de esta historia: las consecuencias
“levantar el pie del acelerador”.
Cuando
era uno de los 3 mejores tenistas del mundo y con 7 Grand Slams ganados decidió
que “la vida era algo más que tenis” y
que no hacía falta seguir entrenando 8 horas diarias (que, por otra parte, era
lo que había hecho desde que tenía 6 años)
… que su vida merecía algo más.
Mats
pensó que no pasaba nada por dejar de pelear por ser el número 1 e intentar
vivir algo más cómodo acomodado en una posición más relajada en el top ten
mundial.
Lo
que pasó es que un año después estaba
por debajo del top 50. Simplemente descubrió que el resto de tenistas que
ocupaban los primeros 50 puestos de la clasificación trabajaban, entrenaban e
“insistían” para llegar a ser el número 1 aunque no lo consiguieran. Que el
deporte profesional, igual que la vida y la empresa, rara vez premian las
medias tintas.
Y en esas estaba preparando el power point cuando se cruzó en mi timeline de twitter una de esas frases redondas que por suerte además no es de Paulo Coelho sino de un genio mucho mayor y con el que además he disfrutado mucho más que con el escritor brasileño. Estoy hablando del gran Woody Allen, alguien por otra parte poco sospechoso de practicar mucho deporte.
Al director neoyorquino se le atribuye aquello de “ El 90% del éxito se basa simplemente en insistir”. Lo podían haber dicho Puyol o Wilander pero lo dijo el autor de Annie Hall, alguien que goza de éxito y reconocimiento después de una carrera de más de 40 años pero que sigue a sus casi 80 años rodando una película al año y que aún en los momentos en los que pareció que la crítica y ,sobre todo, el público americano le volvía la espalda insistió una y otra vez en su particular visión del mundo y en sus historias urbanas.
Así
que amable lector, si estás intentando sacar adelante tu propio proyecto, si
estás iniciando tu carrera profesional, si acabas de cambiar de empresa, si
tienes tu propio negocio, si tienes una idea, si todavía no la tienes pero la
estás buscando, si crees que has encontrado el camino … “insiste” no queda otra
… el mercado, google, tus compañeros y tus clientes te lo premiarán y tu lo agradecerás.
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